giovedì 18 ottobre 2012

AMOR REVOLUCIONARIO

Ernesto "Che" Guevara y Aleida March



Carta de Ernesto 'Che' Guevara a Aleida March.

"Amor: ha llegado el momento de enviarte un adiós que sabe a campo santo (a hojarasca, a algo lejano y en desuso, cuando menos). Quisiera hacerlo con esas cifras que no llegan al margen y suelen llamarse poesía, pero fracasé; tengo tantas cosas íntimas para tu oído que ya la palabra se hace carcelero, cuanto más esos algoritmos esquivos que se solazan en quebrar mi onda. No sirvo para el noble oficio de poeta. No es que no tenga cosas dulces. Si supieras las que hay arremolinadas en mi interior. ¡Pero es tan largo, ensortijado y estrecho el caracol que las contiene, que salen cansadas del viaje, malhumoradas, esquivas, y las más dulces son tan frágiles! Quedan trizadas en el trayecto, vibraciones dispersas, nada más. […] Carezco de conductor, tendría que desintegrarme para decírtelo de una vez. Utilicemos las palabras con un sentido cotidiano y fotografiemos el instante.

Se acabaron los cantos de sirena y los combates interiores; se levanta la cinta para mi última carrera. La velocidad será tanta que huirá todo grito. Se acabó el pasado; soy un futuro en camino. No me llames, no te oiría; sólo puedo rumiarte en los días de sol, bajo la renovada caricia de las balas […] Lanzaré una mirada en espiral, como la postrera vuelta del perro al descansar, y los tocaré con la vista, uno a uno y todos juntos. Si sientes algún día la violencia impositiva de una mirada, no te vuelvas, no rompas el conjuro, continúa colando mi café y dejáme vivirte para siempre en el perenne instante."




Lettera di Ernesto "Che" Guevara a Aleida March

"Amore: é arrivato il momento di inviarti un addio che sa di camposanto (di foglie morte, di qualcosa di lontano e in disuso, quanto meno). Vorrei farlo con quei simboli  che non arrivano al margine e che siamo soliti chiamare poesia,  ma ho fallito; ho tante cose intime da sussurrarti che la parola giá si fa carceriere, quanto piú si divertono quegli algoritmi schivi a rompere la mia onda. Per il nobile mestiere di poeta sono inutile. Non é che non abbia cose dolci. Sapessi quante ne ho aggrovigliate dentro. Ma é cosí lungo, tortuoso e stretto il guscio che le contiene che arrivano stanche dal viaggio, di malumore, schive, e le piú dolci sono cosí fragili!
Restano frammentate nel tragitto, vibrazioni disperse, nient'altro. Manco di una guida, dovrei disintegrarmi per dirtelo di colpo. Usiamo le parole con un senso quotidiano e fotografiamo l'istante.

Sono finiti i canti di sirena e le lotte interne; si alza il nastro della mia ultima corsa. La velocitá sará tale che fuggirá ogni grido. E' finito il passato; sono un futuro in cammino. Non chiamarmi, non ti sentirei; posso masticarti solo nei giorni di sole, sotto la rinnovata carezza delle pallottole […]Lanceró uno sguardo a spirale, come l'ultimo giro del cane prima di mettersi a riposare, e vi toccheró con la vista, uno ad uno e tutti insieme.
Se senti un giorno la violenza impositiva di un sguardo, non tornare, non rompere il sortilegio, continua a versare  il mio caffè e lasciami viverti per sempre nel perenne istante."